Se vale que te dejes caer mujer, quitarte la armadura y postrarte en medio de la tormenta.
Se vale que te canses, que grites, reclames y sientas que ya no puedes más.
Se vale que tus 5 sentidos y el sexto que traes escondido colapsen.
Se vale mirar al cielo y preguntarle a Dios
“¿porqué a mí me tuvo que pasar?” aún teniendo la respuesta entre tus lágrimas.
Se vale que te alejes de todo y te pierdas en ti, que escudriñes tu alma y encuentres todos esos motivos por el que tienes que vivir.
No todo es oscuridad, no todo va en contra tuya, no tienes mala suerte porque eso no existe para las mujeres como tú, no estás pagando ninguna factura, tampoco te lo merecías...
Eres la mujer más bonita, la que aún inundada en lágrimas no se cansa y avanza, la que lleva más luz en su mirada y otro poquito más en su alma.
Se vale que te deprimas y que la ansiedad haga de las suyas en tus madrugadas, vivirlo no es nada fácil, pero ya sabes que después de la tormenta siempre viene la calma.
Abrázate, te tienes a ti, completita, aunque aveces sientas el corazón fragmentado, cada pedacito es tuyo y estás aprendiendo a suturarlos.
Se vale que una mañana despiertes y decidas pasar todo el día en la cama,no contestar mensajes ni llamadas, apagar el mundo entero y encenderle más amor a tu vida, que te prepares un buen café, de esos que te hacen cerrar los ojos y te dibujan una sonrisa.
Se vale que te pongas en primer lugar una y mil veces más, que te elijas a ti, aún con todo ese caos que llevas por detrás.
Te van a juzgar, hablarán de ti y te tacharán de egoísta, pero que más da... eres dueña de tu tiempo, de tu espacio, de tu vida.
Se vale correr y otras veces caminar.
Se vale llorar hasta quedar sin aliento, desahogarte, librar tu corazón y tu alma de tanto dolor.
Lo único que no está permitido es que te rindas a mitad del camino, porque tú mujer, te mereces la completa felicidad.